martes, 11 de diciembre de 2007

Ser micrófonos sin cabeza



Es oficial, la economía de Ecuador crecerá menos de un 3 por ciento este año… ¿pero, eso es bueno, es malo o todo lo contrario? No sabemos y parece que a la prensa del país tampoco, porque no lo explican, simplemente se limitan a reproducir las palabras del ministro Fausto Ortiz y punto.
El Comercio y El Universo, los dos diarios más grandes del país, coinciden en el enfoque de la nota y traen la versión de Ortiz de que la culpa es por la producción petrolera ¿qué raro, el petróleo no está cerca de los 100 dólares, su máximo histórico?, otra laguna mental que la prensa no explica. (nota Comercio, nota Universo)
Por último, crecer menos de un 3 por ciento suena poquito, ¿pero en relación a qué?, ¿comparado con qué?
Un poquito de contexto hubiera servido. El primero, mirar más allá del ombligo y decir que el tema petrolero se debe a las constantes paralizaciones en la amazonía y a la baja en la producción en los campos que opera Petroecuador, incluido el bloque que era de Occidental. Pero no nos dicen nada de eso.
Lo segundo, y más difícil, era buscar una tabla para saber si lo que el ministro Ortiz decía era la verdad y darle al lector una información mejor a la oficial. La tablita existe, está hecha por el FMI y nos permite saber que Ecuador crecerá menos que Haití (sí, leyó bien) y solo por encima de Jamaica. Lamentable. (Tabla FMI)
Entonces, como lectores, debemos tomar conciencia de que no nos están diciendo toda la verdad, que los reporteros cumplen a medias su papel de ser intermediarios entre los círculos de poder y la gente normal porque no nos cuentan toda la verdad, no nos dan toda la foto, solamente una partecita, la que les cuesta menos esfuerzo.
Buscar herramientas para superar sus trabas, vencer sus limitaciones y hacer un periodismo bueno sigue siendo una tarea pendiente de directores, editorialistas, jefes de redacción, editores, reporteros y todos los que hacen periodismo en Ecuador.
Entonces, el principal enemigo de la prensa ecuatoriana no es el Gobierno, sino su capacidad para repetir una vieja ley, la del menor esfuerzo.

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